Jorge Ceballos, candidato a diputado nacional por Nuevo Encuentro, invitado por los vecinos de los barrios que sufren el desastre que provoca el relleno de basura del Ceamse en González Catán, La Matanza, denunció “el incumplimiento de las autoridades en el compromiso de cerrar el Ceamse; responsabilizo por esto a Solá, a Scioli, a Balestrini y a Espinoza”, puntualizó.En el recorrido estuvo acompañado por Sandra Oviedo, primer candidata a concejal y gustavo Bogado, referente local de vecinos autoconvocados y también integrante de la nómina de candidatos locales.
“No es necesario que yo diga más; acá está la prueba de la gente que es tratada como objetos: se inundan; respiran el aire repleto de tóxicos; viven a la vera de este gigantesco basural que ya es una bomba; toman el agua que supera todo nivel permitido de toxicidad para consumo humano y, como si fuera poco que las autoridades no cumplen en cerrar este relleno, el año pasado tiraron 400 mil toneladas de basura más que la que se tiraba, es una vergüenza”, expresó el candidato a diputado nacional por Nuevo Encuentro.
“No es necesario que yo diga más; acá está la prueba de la gente que es tratada como objetos: se inundan; respiran el aire repleto de tóxicos; viven a la vera de este gigantesco basural que ya es una bomba; toman el agua que supera todo nivel permitido de toxicidad para consumo humano y, como si fuera poco que las autoridades no cumplen en cerrar este relleno, el año pasado tiraron 400 mil toneladas de basura más que la que se tiraba, es una vergüenza”, expresó el candidato a diputado nacional por Nuevo Encuentro.“Acá estamos todos condenados a muerte, un perro no vive más de cinco años. De González Catán sólo se acuerdan para tirarnos la basura”–dijo Angel Peñaloza, del barrio Las Nieves-. “Nos tiran pollos, tóxicos, residuos patológicos y hasta basura de la planta atómica de Ezeiza”, se quejó, el tío de Nahuel, un chico de 13 años que murió de leucemia en 2004 y que es sólo uno de los tantos casos de enfermos y muertes a causa de la contaminación en los barrios que lindan al gigantesco basural del Ceamse de González Catán.
“Como Asamblea de vecinos hicimos un estudio, a modo de prueba, en diez cuadras donde viven 170 familias y solamente dos no registran enfermedades a causa del daño que produce la contaminación. Tomamos agua contaminada porque nos prometieron bidones de agua y nunca los trajeron; pasan a recolectar la basura una vez por semana o cada quince días, el arroyo Morales tenía el triple de ancho que ahora, que es todo espeso y puro oxígeno. Somos casi 250.000 personas afectadas por este enorme basural que prometieron sacar y ni siquiera con la orden judicial hicieron nada; acá estamos”, reforzó Estela, una madre de 34 años que tiene a sus hijos con escherigia coli.
En 2007 se prometió cerrar este predio de 24 hectáreas, pero sigue abierto. En 2006 un juez resolvió que se suministrara agua potable a tres barrios de la zona y, hasta hoy, el agua no llegó. El líquido de 1200 toneladas diarias de residuos se escurre por las napas de este lugar.
Gustavo Bogado, del grupo de vecinos autonvocados y candidato a consejal en nuestro distrito, recordó que “hace 20 años nos bañábamos en este arroyo (Morales) que hoy está espeso y casi sin agua; este lugar es una bomba de tiempo. Nos rodean la leucemia, alergias respiratorias, lupus, trastornos gástricos y tuberculosis”,puntualizó. “Para colmo, en la zona tenemos un servicio de pediatría tres veces por semana; así vivimos”.
“Como Asamblea de vecinos hicimos un estudio, a modo de prueba, en diez cuadras donde viven 170 familias y solamente dos no registran enfermedades a causa del daño que produce la contaminación. Tomamos agua contaminada porque nos prometieron bidones de agua y nunca los trajeron; pasan a recolectar la basura una vez por semana o cada quince días, el arroyo Morales tenía el triple de ancho que ahora, que es todo espeso y puro oxígeno. Somos casi 250.000 personas afectadas por este enorme basural que prometieron sacar y ni siquiera con la orden judicial hicieron nada; acá estamos”, reforzó Estela, una madre de 34 años que tiene a sus hijos con escherigia coli.
En 2007 se prometió cerrar este predio de 24 hectáreas, pero sigue abierto. En 2006 un juez resolvió que se suministrara agua potable a tres barrios de la zona y, hasta hoy, el agua no llegó. El líquido de 1200 toneladas diarias de residuos se escurre por las napas de este lugar.
Gustavo Bogado, del grupo de vecinos autonvocados y candidato a consejal en nuestro distrito, recordó que “hace 20 años nos bañábamos en este arroyo (Morales) que hoy está espeso y casi sin agua; este lugar es una bomba de tiempo. Nos rodean la leucemia, alergias respiratorias, lupus, trastornos gástricos y tuberculosis”,puntualizó. “Para colmo, en la zona tenemos un servicio de pediatría tres veces por semana; así vivimos”.
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